domingo, 5 de junio de 2016

El Retorno de una Mercenaria (Parte 2 y final) [Tributo a Vindictus]

No pude resistirme a leer ese diario. Mi curiosidad me pudo. Esperé a que Lynn saliera de casa para volver a asaltar su baúl. Ella había salido a visitar a Sonin, quien también creía que nunca volvería a ver a la mercenaria. Aproveché eso para agarrar su diario y leerlo.

Sexto día en el viaje.

El viaje en barco fue tranquilo. Karok era muy simpático, y Vella siempre se estaba peleando con él, pero siempre de buena gana. El verdadero infierno comenzó cuando llegamos al puesto de mercenarios. Karok tenía que ir a la ciudad amurallada para recibir la misión. Mientras tanto, Vella y yo nos tuvimos que quedar un par de días y noches en el puesto de mercenarios del pueblo.

Estaba lleno de hombres que parecían cerdos. Ninguno de ellos se mereció mi respeto. Sobre todo tras la segunda noche. Vella estaba ya dormida. Yo no pude conciliar el sueño. Escuché que abrían lentamente la puerta, procurando que el chirrido de la misma no fuese alarmante y, entre tres hombres, la sacaron de la cama, la inmovilizaron y la forzaron. Yo lo vi todo y me sentí tan impotente... Tuve miedo de intervenir e intentar salvarla. Probablemente me habrían hecho lo mismo a mí. Pobre Vella...

Karok volvió por la mañana y nos encargaron la misión. Vella, él y yo nos embarcamos de nuevo y llegamos al lugar de destino. Allí nos encontramos todo tipo de bestias humanoides. Gnolls, para ser exactos. No podía creer que estuviese matando a esas criaturas. No me creía capaz, pero me convertí en una máquina de muerte. Me convertí en una mercenaria. Allí fue donde me di cuenta de lo que significaba pertenecer a este grupo.

Lo más difícil fue su líder. Vella se había ocupado del resto de sus secuaces, pero el Jefe de Guerra Gnoll era de tamaño considerable, como el doble de Karok. Entre él y yo conseguimos derrotarlo. Sin embargo, él quedó lesionado del hombro y Vella estuvo inconsciente hasta la mitad del viaje de vuelta en barco. Un golpe de su maza la había dejado K.O.

- Interesante, ¿no es cierto?

Lynn había entrado en la habitación. Me pilló y no me di cuenta de ello hasta que habló. Con un sobresalto, el diario cayó de mis manos cerrado en el suelo.

- Lo siento, solo quería...
- No se leen los diarios de las mujeres.
- Ya, pero...
- Vas a leer una página más y te irás de mi habitación. Si vuelvo a verte por aquí es posible que no salgas vivo.

El hecho más aterrador es que lo decía con una sonrisa. No entiendo por qué me dejó leer una página más y no me echó a patadas, pero lo que hice fue leer la última página. Quise saber cómo acababa todo.

Último día del viaje:

Estuve tan ocupada que me olvidé de que estaba escribiendo durante unos días. Por fin vuelvo a casa. Seguro que Berlamino está preocupado por mí. Y mi padre... Lo he echado mucho de menos. Pero van a poder ver que he conseguido lo que mi hermano quiso y no pudo conseguir, porque me he esforzado muchísimo. Vuelvo con riquezas inimaginables para mí al principio de este viaje. Estoy contenta, pero ha sido muy duro. La vida misma valía mucho menos al otro lado del mar. Muerte por todas partes, historias tristes, amigos que no vuelves a ver... Todo eso lo he vivido. Voy a dejar este diario tal que así, para recordar que estuve, de principio a fin, siendo una mercenaria. Lynn.

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