lunes, 3 de junio de 2019

El diario de la dríada #3: Lágrima creciente, sueño menguante

Querido diario. Tengo lo que queda de noche para contarte. He llegado bien a la Costa Oscura, pero no se me va de la cabeza. Ha pasado todo tan rápido que no me di cuenta del paso de los días. ¿Tanto tiempo estuve junto a Tyron? Es lo que me pregunto. Su barco ya zarpó, cuando la luna ya había pasado medianoche. Creía que iba a dormirme rápidamente, pero el viaje en barco no me ha fatigado. Más aún, la despedida me rompió por dentro. Ver a Tyron agarrado a una de las cuerdas de las velas diciéndome adiós con la mano mientras se alejaba hasta que la niebla espesa de este lugar lo hizo desaparecer... No pude evitar quedarme en el muelle de rodillas llorando. Sí, muy dramática, lo sé, pero fue culpa de mis sentimientos que me llevaron fuera de mí.

¡Ah, sí, el colgante! Se lo di antes de  que llegase su barco. No habría sido capaz de dárselo como es debido más tarde. Me salvó la vida, o por lo menos, de alguna herida grave. Qué menos que agradecérselo, aunque sea simbólicamente. Juzgando por su expresión, estaba claro que no se lo esperaba.

Aún así, es lo único en lo que puedo pensar ahora mismo. Recordar los momentos que hemos pasado juntos. No se fiaba del todo de las propiedades curativas de mi magia; así que, aunque desapareciesen sus rasguños, él insistía en llevar vendajes. También ese momento en la taberna, cuando estábamos aún a medio camino de Dyggdrassil... eso sí que fue divertido. Una pena que nuestra magia no sea capaz de curar la borrachera. Le habría venido bien a ese elfo que se tiró en plancha sobre nuestra mesa. La cara de Tyron era un poema. No recuerdo mucho más sobre ese día, pero me lo pasé genial. Sigo sin poder parar de pensar en la última fuente lunar que visité: La Fuente de Luna Creciente.

A ver, te explico. Las fuentes están repartidas por toda la isla, y cada una tiene su nombre según las fases lunares. "Luna Menguante" está al este, "Luna Llena" al norte, "Luna Nueva" al sur, "Media Luna" en el centro de la isla y "Luna Creciente" al oeste. Esta última es la más cercana a Dyggdrassil, y ya llevábamos bastante tiempo viajando Tyron y yo juntos.

Lo que decía, que a esta última fuente llegamos por la noche. Estaba bastante retirada del camino, pero los alrededores eran muy tranquilos. No sólo eso, sino que también era un paisaje precioso. El brillo natural de la fuente, iluminando un llano en mitad de un bosque mágico. Era el lugar perfecto. Las otras fuentes tenían un brillo similar, pero ninguna como ese. Fue un baño de ensueño. Como en un cuento, siendo yo la princesa. Pasé mucho más tiempo del que necesitaba, y me daba un poco de pena que Tyron estuviese esperándome con sólo una pequeña hoguera como compañía. Lo invité a la Fuente. Me insistió en que no tenía problema ningunon en esperarme, pero yo le insistí más todavía. Salí de la fuente y lo agarré de la muñeca. No se resistió físicamente hasta que vio que mi intención era lanzarlo al agua directamente. "¡Está bien, pero déjame dejar mi ropa seca!" me dijo, librándose de mi mano bruscamente. Si soy sincera, me asustó un poco que de repente perdiese la calma un momento, pero no podía quedarme esta experiencia sólo para mí. No me arrepiento de haberlo arrastrado.

Si bañarme sola ya era un cuento, el hacerlo con Tyron fue un bonito sueño. He oído historias de que "El Sueño Esmeralda" es el lugar al que las dríadas van cuando han alcanzado el final de su aprendizaje, y consiste en un maravilloso mundo de los sueños.

Ahora mismo, no necesito ese sueño. He tenido las mejores sensaciones que creo que existen, gracias a Tyron esa noche. Es por eso que no me lo quito de la cabeza. El pensar que no voy a poder experimentar lo mismo de nuevo durante mucho, mucho tiempo...

No se lo dije antes de que zarpara, porque me parecía de mal augurio, pero... Tyron, no mueras, por favor. Quiero reencontrarme contigo en un futuro.

Hasta mañana, querido diario. Lo siento por esa lágrima que te ha caído.

jueves, 23 de mayo de 2019

El diario de la dríada #2: Dyggdrasil

Querido diario.  Escribo cuando falta muy poco para llegar a la Costa Oscura. Ha sido un tremendo viaje atravesando Telasus hasta llegar a Dyggdrasil. Muchos días han pasado desde que comencé mi viaje. Sin embargo, he conseguido ayudar a muchos con mi mismo objetivo. No llegué sola a la capital, sino junto a un simpático cazador. Él estaba muy agradecido por haberle ayudado a escapar de la cueva en la que se había perdido, y decidimos que sería mejor continuar el viaje juntos. Su nombre es Tyron. No es muy guapo, pero su pericia con el arco es impresionante, así que fue bastante fácil deshacernos de los obstáculos. Además, no le importaba acompañarme cuando teníamos que hacer algún desvío. El entrenamiento de dríadas necesita que tomemos un baño en cada una de las fuentes lunares de la isla para adquirir sus poderes, y algunas estaban muy lejos del camino a Dyggdrassil. Aún así, me acompañaba y se quedaba haciendo guardia para que ningún animal salvaje se llevase mis ropajes. Se parece a mí, siempre ayudando a los demás. Probablemente sea por eso por lo que conectamos tan rápido. Es una pena que, en cuanto el barco llegue, nuestros caminos se separarán. Yo voy a ayudar en todo lo que pueda a los elfos de la Costa Oscura. Él, sin embargo, tiene otro propósito: Dirigirse a la gran capital del mundo, a Fuerte Basconte. A mí supongo que me queda un largo camino hasta llegar allí. ¡No me encuentro ni siquiera en el mismo continente! Pero bueno, llegaremos a la costa cuando aún es de noche, así que espero que haya camas libres. No me importa dormir en cualquier sitio, pero las comodidades son bienvenidas. Además, siendo un puerto tan importante no creo que nos dejen tirados. Bueno, que me dejen tirada en cualquier caso. Se me olvida que voy a estar sola de nuevo al llegar a tierra. Me había acostumbrado a la compañia de Tyron. No hay problema. Tiene que haber algún futuro compañero por allí, estoy segura. 

Parece que ya hemos llegado. No estoy preparada para despedirme de Tyron. He pensado en regalarle el colgante que hice con un diente  de aquel tigre que casi me sorprende por la espalda, pero él derribó con un disparo certero; para que se lo lleve de recuerdo. Ya te informaré de cómo me van las cosas, querido  diario.

El diario de la dríada #1: Prólogo

Invalidovna. Una dríada abandonada. Sus padres lucharon valientemente en la Batalla de Asimbabel, y allí perdieron la vida. No tiene más familia. Desde no hace mucho, comenzó su camino de dríada. Aún le queda un largo trecho que recorrer para llegar al nivel de sus padres y compartir su destino con ellos. 

Su cabello azul marino recogido en una coleta se asemeja a una cascada rompiendo en su espalda. Sus ojos, del mismo color azul oscuro intenso. Un cuerpo enclenque, aunque con la musculatura suficiente para cargar cestas de comida con poco esfuerzo. Eso no quita su resistencia física, su belleza casi por encima del montón y sus capacidades de supervivencia en general.

Invalidovna es una chica que suele tener agallas en los momentos peligrosos, sobre todo cuando otras personas están en peligro.No son escasas las veces que su espíritu altruista la pone en algún aprieto, pero eso no cambiaría su forma de ser. Ella piensa que la naturaleza es generosa con nosotros y, por lo tanto, debemos ser como tal.