jueves, 1 de febrero de 2018

Málaga Jammer Spirit

Pues como dije en la subida de la semana pasada, he estado participando el fin de semana en la Malaga Jam Weekend VII. Han sido tres días en los que he aprendido muchísimo, me lo he pasado genial y entre todos los miembros de nuestro grupo conseguimos completar el desarrollo de un videojuego en 48 horas. Aquí voy a escribir algo que finaliza el mes de Enero (Aunque estemos a principios de Febrero), el cual ha sido caótico cuanto menos. Muchas cosas que he subido este mes no volverán a ver la luz, y las considero experimentos, cosas que se me vienen a la cabeza y las escribo. Sin más dilación, comienzo el mes de Febrero y he aquí mi espíritu de Málaga Jammer.


Málaga Jammer Spirit

Dedicación, entusiasmo, apoyo y aprendizaje. Decidimos aventurarnos los cuatro en la mazmorra. Nuestras ganas de superar el reto nos hicieron atravesar las primeras estancias a una velocidad increíble. Las ideas fluían entre nosotros. Tal rapidez a la hora de decidirnos por la que consideramos la mejor de las ideas nos dio un impulso que realmente necesitábamos. Antes de que cayese la primera noche, ya habíamos comenzado la aventura. Nada nos podía detener... Excepto los imprevistos.

Esa noche sentí algo. Algo nos vigilaba. Mientras dormíamos, una pesadilla asaltó a la pobre N. Una especie de maldición la emboscó aprovechando la guardia baja y la oscuridad. La mañana siguiente la sorpresa para todos nosotros fue mayúscula. Su rostro estaba tremendamente pálido y apenas podía moverse por sí misma. Estaba debilitada. No tuvimos otra alternativa que cargar con ella. Bueno, yo precisamente no. Se encargaron J. y A., mis dos compañeros. Sinceramente, tenían ambos mejor don de gentes que yo, que probablemente la habría cargado como si fuese un saco.

Nuestro paso se vio frenado sobremanera. No era culpa de N., pero es un hecho que avanzábamos lentamente. Encargado de la antorcha, tenía que estar alerta en todo momento, y afortunadamente no fallé en mi cometido. Cruzamos por los pasadizos con extrema precaución y finalmente logramos llegar a la sala del tesoro.

Tan fácil no iba a ser. Era una trampa. Yo era el único que tenía las manos libres para abrir el cofre y eso intenté hacer. Lentamente levanté la parte superior y se escuchó un "clac". Un mecanismo se activaba para cerrar la puerta por donde habíamos entrado. No había salida y el techo comenzó a desplomarse sobre nosotros. J. mantuvo la compostura y, como nuestro líder, ordenó a A. que colocase a N. sentada en el suelo, reposando en una pared mientras J. y yo intentábamos utilizar el cofre como refugio ante el desplome. Una maniobra arriesgada, pero ejecutada rápidamente. Conseguimos salvarnos, al fin y al cabo. Llevándonos nuestro tesoro. Game Over. El juego estaba terminado.

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