jueves, 28 de diciembre de 2017

Cuéntame un cuento: La granja del viejo Sam

Feliz Navidad, aunque llegue un poco tarde para felicitarlas, pero espero que tengais unas muy felices fiestas todos ustedes. No he podido hacer ningún especial navideño, pero os dejo con este cuento que tiene un mensaje un tanto especial para mí. No hay que rendirse si lo que quieres de verdad lo puedes conseguir con esfuerzo. Es un buen propósito de año nuevo, ¿no?


La granja del viejo Sam

"Cuando las aves vuelan en círculos, están dándole ánimos a la persona la cual rodean."

Eso decía siempre el viejo Sam. Era poco creíble, pero siempre había sido así de poético. El libro de poesías que escribió y ocultó en el desván, además de esa frase, era lo poco que recordábamos de él.

Mi hermana y yo lo leímos entero, juntos. Una poesía por día. Cada día recordábamos al viejo Sam con una sonrisa, hasta que terminamos el libro. Releerlo no era lo mismo, y se nos empezaba a acumular el trabajo a mi hermana y a mí. El libro volvió a vivir en el desván.

Mi hermana firmó un contrato para trabajar en la ciudad. No teníamos elección, y considero que fue una decisión inteligente. Ya nos decía papá que la granja no duraría muchos años más, y estaba decayendo.

Me quedé solo con la granja. Afortunadamente, a mi hermana le iban bien las cosas y me ayudaba muchísimo. Habría dejado todo de no ser por ella. Bueno, miento. De no ser por ella y por la frase del viejo Sam.

Todos los días, a mediodía, una bandada de pájaros revoloteaba por encima de la granja. Al principio lo veía como una coincidencia que me recordaba al viejo Sam. Pero tras ver siempre a los pájaros día tras día, empecé a creerme que la frase que nos dejó era cierta.

Rechacé la oferta de un señorito de ciudad que quería comprar los terrenos. Sus amenazas de malos augurios no me hicieron desistir en mi empeño de seguir llevando la granja, aunque estuviese solo.

Hubo una época de malas cosechas en todo el país, y la granja se vio muy afectada. Apenas podía mantener las facturas con lo que me daba mi hermana. Se lo agradeceré la próxima vez que la vea.

El señorito aprovechado pensó que vendería la granja en estas condiciones, pero no. Iba a ser fiel al viejo Sam. Si los pájaros continuaban volando en círculos, continuaría. Ya no era un simple dicho, sino una promesa.

Una frase de una persona me puso donde estoy ahora. El "boom", como dicen allí en la ciudad, había llegado a mi granja. Un periodista, Clark, al cual le estaré eternamente agradecido, promocionó mi granja como "la más fiel de todos los Estados Unidos". Y era cierto. Era la más antigua de todas. El resto cerró o se vendió para edificar.

Ni un sólo día pasaba sin quedarme embobado mirando al cielo. Los pájaros volando con su patrón hipnótico me relajaban. El viejo Sam sabía lo que decía.

Le he contado a mis hijos sobre el viejo Sam. Exactamente lo mismo que me contó el mismo Sam. Ellos aún no se lo creen, pero espero que en un futuro tengan una experiencia tan bonita como la mía. Muchos dirán que es casualidad, o un golpe de suerte. Yo, por mi parte, sólo cumplía una promesa. Cumplí la profecía de Sam.

- Estupendo. Espero que le traigan el próximo ejemplar de los periódicos. No dude que aparecerá.

¿No tiene ningún comentario? Normalmente, un periodista tiene más preguntas.

- No con usted. Y no tiene por qué estarme eternamente agradecido. Si no fuese por usted, no habría alcanzado mi posición en el periodismo. Por cierto. Su hermana le espera en mi automóvil, a las afueras de la granja. Vaya a saludarla y a agradecérselo.

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