sábado, 19 de marzo de 2016

Desafío de Vida #15: La Colonia Sumergida (Tributo a heliceo)

(heliceo es el mapmaker que hizo Ragecraft 2, un mapa Complete the Monument del videojuego Minecraft. Basándome en la decoración de dicho mapa, he elaborado esta historia. El crédito debe ser mencionado, por supuesto.)

Amanece en El Nexo. Este día estaba muy animado. Se notaba la presencia de personas en lugar de fantasmas. Eran demasiado silenciosos por su condición. Ahora las habitaciones estaban muy animadas.

- Hoy voy a ir a por la siguiente.

Ricardo solo tenía que decir eso para estar rodeado de todos los fantasmas deseándole suerte en su aventura. Sin más dilación, subió al altar azul oscuro con la Hachecutadora en una mano y el libro que consiguió en el Abismo Desmoronado en la otra mano. Esta vez contó con llevarse el libro del hielo. Estuvo practicando un rato con él para ver de lo que era capaz y le gustaron los resultados. Equipado también con su máscara reptiliana y los pantalones de Xin, apareció en una isla en medio del océano. Los "fantasmas" no podían ir con Ricardo. Ya lo intentaron pero no conseguían ser transportados. Había una cabaña muy bien construida. Ricardo entró con cautela y vio a un hombre que no parecía ser enemigo.

- Hola - Saludó Ricardo.
- Bienvenido a Velouria, compañero.
- ¿Velouria?
- Eso es. El lugar donde no se vive en la tierra.
- No entiendo.
- Esta es mi isla donde trabajo, pero alrededor se encuentra la Colonia Sumergida.
- ¿En serio? ¿Una ciudad bajo el agua?

Ricardo no daba crédito. El que le hablaba era un herrero. Le contó que siempre es una persona distinta la que asiste a los elegidos con unos metales casi indestructibles y muy ligeros llamados adminio.

- Vamos a hacer el trato. Tú me traes utensilios de pesca de la Colonia y yo te fabrico algo con el adminio que tenga.

Era un trato estupendo. Ricardo iba a invadir Velouria de todos modos para recuperar la gema azul oscura. El problema era el agua. ¿Cómo iba a entrar en la Colonia si no tenía ningún medio para respirar bajo el agua? El herrero no le pudo ayudar en eso. Sin embargo, cuando Ricardo salió de la cabaña se encontró a una chica fantasma sentada en una roca de la isla.

- ¡Oh! Hola - Saludó Ricardo.
- Hola.
- ¿Cuál es tu nombre? Yo soy Ricardo.
- Serena.
- ¿Conoces algún truco para no ahogarme ahí abajo?
- Zumo de pez globo.
- ¿Qué?
- Eso.

Era una chica muy joven. La menor de todos los fantasmas que había visto antes. Tenía el cabello y los ojos castaños. Vestía con una camisa blanca y una falda verde. Por lo pronto, no pareció muy amigable.

- ¿Cómo consigo ese zumo?
- Pesca.
- Cierto, era obvio - Suspiró Ricardo - por cierto, ¿cómo moriste en este lugar?
- ¿Tanto te interesa?
- Sí, me interesa.
- Me atraparon y me envenenaron los de la ciudad.
- ¿Veneno, eh?
- Sí.

La misma mirada. Se notaba muchísimo cuando los fantasmas mentían. Ricardo tomó prestadas con el permiso del herrero lo que le quedaba útil para pescar. Serena no hablaba. Ricardo tampoco porque estaba leyendo el libro que traía mientras pescaba. No podía llevárselo al agua. Picaron tres peces antes de que picase el pez globo. Se hinchó bastante cuando lo sacaron del agua tirando de la caña. Ahí el herrero le explicó cómo obtener el zumo de un pez globo sin envenenarse, pues son bastante peligrosos.

Ricardo tomó todo y se lanzó directamente al agua. No era un gran nadador, pero sabía moverse bien en el agua. Era un buen camino hasta llegar a alguna de las casas. Notó que podía respirar aun estando bajo el agua. Era una sensación extraña. Las puertas estaban obviamente cerradas. Ricardo intentaba abrirlas, pero la presión que aguantaban era muy grande porque estaban en el agua. La solución fue romper un cristal con el mango de la Hachecutadora. Aún así, fue muy resistente e hicieron falta varios golpetazos para quebrarlo. Se empezó a inundar la casa y los Velourianos empezaron a acercarse. Eran ciudadanos con cascos de buceo, algo muy conveniente.

Ricardo no tuvo problema con los primeros. Eran simplemente ciudadanos corrientes del lugar y pudo arrebatarles un casco para bucear, poniéndoselo encima de la máscara reptiliana. El reto tuvo lugar más adelante, en la torre más alta, donde empezaron a salir guerreros acuáticos armados y con pesada armadura. Mientras tanto, Serena parecía estar sollozando. Eso escuchó Ricardo durante el combate con sus oponentes.

- ¿Qué te ocurre?
- Nada.
- ¿Entonces por qué lloras?
- No lo sé, estoy triste, ¿vale?

Ricardo recordó eso. A lo mejor sería una pista para averiguar cómo murió Serena. Los Velourianos eran feroces combatientes. Ricardo estaba en un medio que no era su preferido. No podía moverse tan rápido con el agua. Estaba empapado, lo que reducía su movilidad aún más. Haciendo uso de su arco, la "Cazadora de Sombras", pudo acabar con ellos. Sin embargo, estaba exhausto. Se relajó cuando había pasado el peligro.

- Es que... - Comenzó Serena - Se me olvidó advertirte de unas cosas...
- ¿El qué?
- Te quedan cinco gemas, ¿verdad?
- Sí.
- Pues... Las cuatro zonas antes de la última gema las han llamado las zonas de Miedo, Tensión, Pánico y Terror.
- ¿Qué?
- Quiero decir, estás en la Colonia Sumergida. Pero también la llaman "Zona de Miedo"
- Yo no he pasado miedo aquí.
- En el sótano de esta torre está la gema azul.
- ¿Lo sabías?
- Sí. Pero quería ver de lo que eras capaz.
- ¡Me habrías hecho el camino más fácil! ¿Acaso quieres seguir muerta?
- ...
- No puedo creer que alguien le tenga tan poco aprecio a la vida.
- No es eso...
- ¿Entonces?
- ¡Quiero que encuentres a quien amo en la gema verde oscura! ¡Quiero volverlo a ver!

Serena se sonrojó, Ricardo se quedó pasmado y empezó a reirse a carcajadas.

- ¡Así que era por eso! Haber empezado por ahí. ¿Te gusta hacer las cosas difíciles? ¡Vamos a por la gema y volvamos de una vez!

Ricardo ni siquiera miraba a Serena mientras decía eso. Estaba abriendo la trampilla del sótano, ya bastante inundado. Un hombre enorme y armado mucho mejor que el resto estaba custodiando la caja de cristal donde se encontraba la gema azul oscura.

- ¿Quién se atreve a desafiar al guardián de Velouria?
- ¡Luiaga!

Ricardo aprovechó para embestirlo con todo lo que tenía. Pese a haber dejado el libro en la isla, lo había leído mientras pescaba y eso hizo que pudiese utilizar estas palabras congelantes y furiosas que hicieron estragos en la armadura del guardián. Pero en cuanto una parte de su armadura quebró, un gran chorro de agua a presión salió del Velouriano y empujó a Ricardo violentamente contra la pared. La Hachecutadora había caído de las manos del elegido y acabó en el fondo del inundado sótano.

Pero Ricardo tenía un as en la manga, como de costumbre.

Sorprender al enemigo es un momento de vulnerabilidad que aprovechas. Así que usó su arco y disparó cerca del guardián que se aproximaba. No pudo moverse más. Había congelado con esas flechas el agua alrededor del guardián. Ricardo nadó hasta la Hachecutadora y la utilizó contra el indefenso guardián Velouriano. Un solo corte hizo falta para ejecutarlo. Tras ello, cogió la gema azul oscura y apareció en el Nexo. Felicitaciones y abrazos llenaban el lugar de un momento a otro, cuando los fantasmas se enteraban de que Ricardo había vuelto. Colocando la gema azul oscura en su lugar, Serena apareció directamente en carne y hueso. Fue una cálida bienvenida que no pareció agradarle demasiado, pero algo que le dijo Paulina a Serena al oído hizo que confiase más en él.

"Mucho mejor que Nevan"

Ricardo fue a descansar. ¿Cómo iba a darle utensilios de pesca a aquel herrero si en cuanto cogiese la gema iba a volver al nexo? El misterio se resolvió pronto. Paulina era también herrera e hizo un arreglo que impresionó a Ricardo. Hizo que los pantalones del Gran Maestro Xin estuviesen cubiertos de adminio. El herrero había enviado de algún modo parte de su adminio al Nexo con una nota de agradecimiento.

Sin embargo, lo más curioso fue lo que dijo Paulina al terminar esos pantalones:

"Puede ser que me haya vuelto loca, pero tener esos pantalones en mis manos fue tan maravilloso que tuve una alucinación. Una visión donde Ricardo se fijaba finalmente en mí."

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