sábado, 19 de marzo de 2016

Desafío de Vida #3: El Nexo (Tributo a heliceo)

(heliceo es el mapmaker que hizo Ragecraft 2, un mapa Complete the Monument del videojuego Minecraft. Basándome en la decoración de dicho mapa, he elaborado esta historia. El crédito debe ser mencionado, por supuesto.)

Ricardo se encontraba en un lugar totalmente distinto. Había bastante vegetación a su alrededor y un puente de hierro cruzaba el lago que separaba las dos zonas grandes del lugar. Mirando hacia arriba, podía ver el cielo y una formación de acantilados bastante singular.

Ricardo miró a sus espaldas. No había nada. Un pasillo estrecho de grandes paredes blancas era lo único que había en ese gran edificio. De ese modo, decidió salir y cruzar el puente.

Se veía un lugar tranquilizador. Sobre todo tras haber pasado por aquel lugar lleno de muerte. El sonido relajante de las pequeñas cascadas que llenaban el lago ayudaba a crear un ambiente muy sosegado y seguro.

Ricardo terminó de atravesar el puente y entró en el gran edificio blanco, aún más grande que el del otro lado del lago. Fue una grata sorpresa lo que encontró.

Parecía una mansión. Cuadros adornando las paredes, alfombras cuidadas, montones de escaleras y habitaciones... Era un lugar lleno de riqueza para una sola persona: El elegido.

Ricardo entró y comenzó a explorar las diferentes secciones de su nuevo hogar temporal. En la planta baja a la derecha, aún con la decoración de cuadros sobre paredes blancas, se encontraba una especie de almacén gigante. Montones de cajas y baúles con suministros se encontraban allí. Habría alimento para aguantar años. También había herramientas de toda clase, vestiduras de cuero duro, armas cuerpo a cuerpo...

Este iba a ser un lugar muy frecuentado por Ricardo. Todas sus posesiones están ahí. Debe guardarlas y usarlas en su momento.

Volviendo a la intersección, a la izquierda de la planta baja se encontraba la cocina. Una cocina digna de un maestro cocinero, o incluso de varios de ellos. Era enorme y equipada con todo lo necesario. Hornos por doquier, lavabos, montones de utensilios de cocina que apenas se conocen...

Ricardo no necesitó más información del lugar. Volvió a la intersección y subió las escaleras. En la primera planta se encontraba solamente una habitación: El dormitorio.

Una cama. Ricardo se planteó echarse un rato, pues el cansancio se apoderaba poco a poco de él, pero prefirió terminar de ver su casa antes de hacerlo. La habitación no era tan grande como las otras, pero para un dormitorio de una persona, era suficiente.

Subió por las escaleras de la izquierda para encontrarse con una amplia habitación vacía. Sólo había un cartel que ponía: "Salón libre"

Volvió sobre sus pasos y subió por las escaleras de la derecha. Otro salón libre se encontraba allí, pero todavía quedaban dos pisos más. Ricardo continuó subiendo escalones y se encontró con la sala más grande del lugar. Era muy extraña.

Había montones de altares. En cada uno destacaban los colores de las gemas que debía conseguir. No parecía haber nada más importante allí, aparte de escasa iluminación, pues Ricardo no sabía qué utilidad tenían estos altares.

Subió los últimos peldaños y se encontró con una sala cuya ventana daba al exterior, dando una bonita vista del puente y del lugar en general. Había un cartel en el centro de la habitación.

"Colócalas donde corresponda"

A la izquierda, había una construcción donde se encontraban los distintos colores. Ricardo colocó la gema blanca en el lugar que correspondía. Encajó dicha gema en la muesca diseñada para ello y una voz de hombre muy grave habló.

"El Último Santuario ha sido superado."

Ricardo se asustó nuevamente, pero ya tenía que acostumbrarse a dichas voces. Como ya terminó de explorar, se dirigía a la cama. Sin embargo, en la zona de los altares extraños había ocurrido algo. Había más luz de la cuenta.

Entró en la sala y la vio de nuevo. Semitransparente y casi levitando, Gabriela estaba allí. El fantasma de ella.

- Oye, ¿tú no eres...?
- Sí. Me alegro de volver a verte - Interrumpió Gabriela.
- ¿Cómo puedo verte? ¿No eras un fantasma?
- Sí, lo soy, pero una vez colocas la gema en su lugar, puedo quedarme aquí. Es un lugar agradable. Más que ese cementerio, por supuesto.
- Y... ¿Qué piensas hacer ahora?
- Esperar. Ya tuve que esperar muchas veces aquí, por otros elegidos.
- Debe de ser difícil estar en tu situación.
- Hay que aceptarla, ¿no es así? Esta es la voluntad de Dios. Por ella sigo aquí.
- Cierto, eras sacerdotisa...
- Te ayudaré en lo que pueda, Ricardo. Siempre que estés en El Nexo, podrás pedirnos cualquier cosa.
- Así que esto se llama "El Nexo", ¿verdad?
- Así lo llamaron.
- Y por tu forma de hablar, supongo que habrá más fantasmas como tú, ¿cierto?
- Cierto es.
- Pues ya me contarás qué es lo que podéis hacer. De momento, voy a descansar, que no puedo casi mantenerme en pie.

Mientras Ricardo dormía, Gabriela fue al almacén. Buscando entre todos los suministros, encontró los que buscaba.

Ella estaba seleccionando el mejor equipamiento que el elegido tenía que llevar. Él ya se había percatado de algo que no había en ese almacén.

No había armas de fuego.

Forma parte del desafío. Ricardo debe luchar con su fuerza, su destreza y su intelecto. Tiene que utilizar armas propias del medievo. Las famosas espadas, arcos con flechas, lanzas, etcétera.

Y nunca podrán utilizar armas de fuego directamente en su contra.

Gabriela estaba preocupada. El siguiente lugar que debe superar no contiene una gema. Era como un entrenamiento, pero eso no significaba que no pudiera ser mortal.

Ella estaba preparando a Ricardo para enfrentarse a la siguiente zona: "El Descenso."

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