domingo, 27 de marzo de 2016

Una historia entre un médico y varias tumbas (Tributo a Darkest Dungeon #5)

Él siempre procura recordar su rostro cuando pasa por el cementerio. Todos los días se asegura de visitarlo con la oportunidad de volverlo a ver alguna vez.

Cecil obtuvo el título de medicina, pero el trabajo como médico escaseaba si no tenías algún familiar que te recomendase. De ese modo, a sus dieciocho años, acabó tratando con la enfermedad más peligrosa de todos los tiempos: La Peste Negra.

Afortunado fue, al no contraer la enfermedad. Sobre todo, porque cayó enamorado de la hija de un paciente.

Cecil tuvo que tratar durante largo tiempo a un hombre llamado Paul Ashbury, cuya mujer murió en el parto de su hija, Shauna Ashbury. Eran tiempos muy difíciles para la familia y buscaron desesperados alguien que pudiera salvar a Paul. Ese fue Cecil Clerinell. Pasaba casi todo el tiempo dentro de la casa de los Ashbury, ya fuese tratando al paciente o hablando con su hija.

El sueño de Shauna era visitar los países del este. Había escuchado historias fascinantes sobre aquellos lugares desde que era pequeña. Eso le contaba a Clerinell, que se divertía con las historias de la joven.

Tiempo después, se produjo lo inevitable. Paul Ashbury estaba al borde de la muerte debido a la enfermedad. Cecil intentó todo lo posible desde el principio, pero no consiguió más que alargar la agonía del pobre hombre. Paul, ya convencido de que no se podía salvar, encomendó a Clerinell que cuidara de su hija. El enfermo ya no podía protegerla de ningún modo, por lo que recurrió al médico que lo acompañó la mayor parte del tiempo en sus últimos momentos. Lo último que pidió fue que Shauna no entrase en la habitación hasta que estuviese ya muerto. Así lo hizo Cecil. Se aseguró de que ya no respiraba y llamó a la joven. En cuanto entró por la puerta y vio unos instantes a su padre, rompió a llorar.

Los planes de futuro de Shauna y Cecil no estaban muy claros en ese entonces. Tenían que mantener la vivienda de algún modo y el médico apenas conseguía pacientes. Extraño era el que no fallecía a los cinco días de tratamiento porque llamaban a Cecil cuando ya estaba muy avanzada la enfermedad. Fue por esto que Shauna tuvo que ejercer en secreto un oficio no muy honrado. Consiguió mantener la casa un par de años a base de robar en las tumbas de los muertos. Asaltando tumbas hasta que la Peste Negra redujo las víctimas. Ella recuerda perfectamente que tuvo que robar en la tumba de su propio padre para sobrevivir.

Casi sin recursos y con pocas esperanzas, Cecil y Shauna vendieron la casa de los Ashbury y se mudaron al Hamlet. Un pueblo pequeño al cual asaltaría la oscuridad tiempo después. Cecil conoció a Azor, y más tarde, con la muerte de un compañero en la mazmorra, encontró una tumba en el cementerio del Hamlet que le resultó extraña sobremanera. Se acercó y el viento comenzó a soplar fuertemente. Con los ojos entrecerrados, pudo ver la silueta de Paul Ashbury flotando sobre la lápida que claramente ponía: "Larga vida a los Ashbury"

Fue la noche anterior a la llegada de la oscuridad. Cecil se lo tomó como una misión.

"El apellido Ashbury se conservará si salimos con vida de esta, Paul." - Cecil Clerinell.

"Ahora que me estoy volviendo exploradora, voy a encontrar tantos tesoros que la familia Ashbury será la más rica del país."

No hay comentarios:

Publicar un comentario